lunes, 17 de febrero de 2014


Datos interesantes del libro "A travers les forêts de Pinsapo
d´Andalousie".
" Etude de Dendrologie, de Sylviculture et d´Entomologie forestière". "A través de los Bosques de Pinsapo de Andalucía". "Estudio de Dendrología, Silvicultura y Entomología forestal". A. Barbey, nieto de Edmond Boissier (1810-1885), descubridor de la especie pinsapo en Andalucía. París, 1931. Consejería de Medio Ambiente, 1996. ( La obra de E. Boissier se titulaba "Voyage botanique dans le midi de l´Espagne", 1845, "Viaje botánico por el Sur de España". Antes había mencionado E. Boissier el pinsapo en "Descripción de una nueva especie de abeto en el Sur de España". Ginebra, 1838).

Tras la última glaciación la flora boreoalpina que llegaba hasta una zona dilatada del Norte de África se fue retirando hacia el norte. El Abies alba ( antes Abies pectinata), ancestros vivientes de los del Mediterráneo más propios del Norte son los herederos de esta primera flora boreoalpina . En el Mediterráneo tenemos al Abies pinsapo Boiss de nuestras sierras; a los Abies maroccana Trab. acantonado al S.E. del estrecho de Gibraltar y A. numidica Carr. en las montañas del norte africano (Argelia, especie también designada por Cosson como Abies pinsapo var. Baborensis Coss.); al casi extinguido Abies nebrodensis Parl. de los Montes Nebrodes italianos (Sicilia); al Abies cephalonica Loud. en Grecia e islas jónicas, con sus variedades apollinis Beiss. y reginae amaliae Beiss., esta última acantonada en la Arcadia y en las montañas del Peloponeso; al Abies nordmanniana Spach. en las montañas del Este del Mar Negro (Cáucaso y la Alta Armenia); y el Abies cilícica Carr. del sureste turco. (Prólogo de José Manuel Rubio Recio, Sevilla, febrero de 1996 y también A. Barbei). Aun se podrían citar otros Abies mediterráneos dado que las características de especies o variedades son discutibles, así A. Bornmulteriana Matth., A. Equi-Trojani Atth., A. Peloponiesaca Haage., A. panachaica Heldr., A. Borisii regis Mattf., etc. (A. Barbey).
Los dos silvicultores españoles (Luis Ceballos y Manuel Martín Bolaños, Ingenieros de montes) que acaban de realizar este primer punto de audacia (un viaje en avión) en el Djebel Mago (cerca de la villa de Xauen, en Marruecos), tienen el mérito de haber asociado su nombre a una nueva variedad que está en adelante por catalogar, no como especie distinta, sino más bien bajo el nombre de Abies pinsapo var. maroccana Ceb. et Bol. Añadamos además que se aproxima más al pinsapo que al Abies numidica Carr. y que la presencia de este árbol con caracteres tan próximos al pinsapo, es una prueba más de la evidente continuidad, al final de la época eocena, del Rif y de la montaña de la cordillera bética. (A. Barbey).
Se conocen numerosas variedades de Abies pinsapo, con tipos diferenciados sea en el porte, como las variedades Hamondi Veitch con fuste corto, brazos alargados y ramas reducidas, fastigiata, pendula, pyramidata, sea por el follaje, como las variedades argentea, glauca, ariegata, o brevifolia. y han sido descritos algunos híbridos: Abies insignis Carr.= A. pinsapo x Nordmanniana, A. speciosa Rehd. = A. Nordmanniana x pinsapo, A. Vilmorini Mast. = A. cephalonica x pinsapo. Existen probablemente otros muy espontáneos: en Barres (Francia) los diversos abetos mediterráneos han dado lugar a numerosos híbridos cuyos padres no han sido plenamente determinados. (Prefacio del Sr. L. Pardé, Conservador de Aguas y Bosques, Director de las Escuelas forestales de Barres (Francia), abril de 1930).
"Es que extendiéndose sus dos cordilleras paralelas , y tan juntas que sus bases se tocan, la úna es roxa y la ótra blanca. La priméra , aunque un poco más alta , no conserva permanente la nieve , y la ótra está casi siempre cubierta de ella , de suerte que en el Verano surte á todos los paises circunvecinos para enfriar las bebidas. La blanca produce sólo Alcornoques y Encinas , y la roxa no tiene ninguno de estos árboles , y está cubierta de Abetes. Aquélla contiene unicamente minas de Hierro en pelotillas , y ésta minas de otros muchos metales , excepto de Hierro. En fin , las aguas minerales de la blánca son marciales y vitriólicas , y las de la róxa , sulfureas , alcalinas , y hieden como las de Coterets en los Pireneos de Francia. La cercana situacion de las cimas parece que debía ofrecer ángulos entrantes en úna y salientes en ótra , segun el sistema de algunos famosos modernos ; pero en vano los busqué en este parage , porque no los hai en el valle grande intermedio , y solo se ven algunos en los laterales y pequeños , que los han formado los arroyos que por ellos corren ; pues se nota que el primer peñasco que encuentran determina el primer ángulo á derecha ó á izquierda, y corre con aquella direccion hasta que tropieza con otra dureza que le inclina á la parte opuesta. Cercano á este sitio está el último Lugar del Rei-no " (página 76 del libro "Introduccion a la Historia Natural, y a la Geografía Física de España", por D. Guillermo Bowles. Madrid, 1775. Primer libro donde se menciona el pinsapo. Guillermo Bowles fue un ingeniero inglés llamado a España por el rey Carlos III, a finales del siglo XVIII, como experto en las minas de mercurio de Almadén.)
El farmacéutico suizo afincado en Málaga Haenseler que enseñó hacia 1837 a Edmund Boissier la primera rama de pinsapo sin piñas ni flores, que este vio, le contó que en los alrededores de Estepona los habitantes tenían la costumbre de buscar en Sierra Bermeja las ramas del pinsapo para decorar las casas con ocasión de las Fiestas Religiosas. En efecto, las ramas de esta conífera convienen particularmente para este uso dada la disposición en cruz de sus ramificaciones. También oí hablar del pinsapo en Ronda. Se me dijo que existían grandes bosques en los altos de la montaña calcárea llamada Sierra de la Nieve, situada entre Ronda y Málaga. De su follaje se hace allí un gran uso durante las fiestas y procesiones religiosas, dada las pequeñas cruces que sus ramas simulan, dispuestas en ángulo recto en sus últimas ramificaciones. (E. Boissier).
Todo el mundo sabe que las fondas de España no contienen ninguna provisión para el uso de los viajeros, y si algún nuevo recién llegado se apresura a preguntar qué hay de comer, siempre se le responde con la misma frase sacramental: "Caballero lo que Usted trae" (Señor, no hay más que lo que usted aporte). Así pues, es preciso comprar en los pueblos, todo lo que sea necesario. En algunos lugares un poco civilizados, el posadero se encarga de este asunto, obteniendo un beneficio en cada artículo; en el momento de la partida, se ve llegar una larga nota donde todo está especificado, hasta el aceite y la sal servidos en la condimentación de las comidas, y uno se ve sorprendido al tener que pagar en estos miserables albergues tanto como en las mejores fondas (hoteles) de las ciudades (E. Boissier, 11 de mayo de 1837).
El Sr. Haenseler, que ha estado casi nueve años en Estepona, ha descubierto en estas colinas un cuadrúpedo nuevo en Europa, el Viverra ichneumon que no era conocido hasta ahora más que en puntos de la Barbarie (Maghreb); vive en madrigueras y recibe el nombre local de Meloncillo. Si se estudiase más este límite meridional, se verían multiplicadas las relaciones entre él y el África boreal, que no son más que relaciones muy naturales, ya que los dos territorios están situados en las mismas condiciones de clima y temperatura. Además todo parece probar que con anterioridad estaban reunidos por un puente donde después se formó el estrecho de Gibraltar. mientras que un mar interior que ocuparía el lugar del altiplano central de la Península lo aislaría del resto de Europa. (E. Boissier).
La vista desde la Sierra de la Nieve se extiende por toda la Vega de Málaga y todo el litoral desde las montañas de África y Gibraltar, hasta el Picacho y el Cerro del Caballo el cuál se distingue aun en la lejanía. La meseta y villa de Ronda, aunque muy próximas (aproximadamente 25 Km.), están escondidas por la cordillera de caliza que reina al Sur-Este de esta villa y detrás de la cual se eleva el pico de San Cristóbal (O del Pinar), por contra, no perdemos ningún detalle del valle de Igualeja. Para mí, el lado más novedoso del panorama, era el Norte donde se extendían las Sierras llamadas de Antequera y Loja, y más allá las inmensas llanuras estériles de Osuna y Estepa, con numerosos lagos salados que brillan al sol (E. Boissier, septiembre de 1837).
Habíamos dejado a la derecha y en las altas colinas, los pueblos de Coín y Alhaurín, veníamos de pasar todo el día en Cártama. El camino que habíamos realizado y sobre todo el que nos quedaba hasta llegar a Málaga, no estaba exento de peligros en este momento; una partida de una veintena de bandidos a caballo recorría, según nos dijeron, la Vega, bajo el mando de dos hermanos, panaderos de Alhaurinejo, llamados los naranjos. Estas gentes, siguiendo malos pasos, habían comenzado robando bastante a particulares ricos fuertes sumas por medio de cartas anónimas y amenazantes, después perseguidos por la justicia, se desenmascararon completamente y se habían introducido desde hace algunos días en el campo para desvalijar a los viajeros. Sin embargo, un gran rumor en Málaga; un destacamento de la guardia nacional ampliada con voluntarios, había batido la Vega en todos los sentidos, pero inútilmente, ya que se afirmaba haber visto uno de los naranjos en las calles de Málaga, el mismo día en que se buscaba con ahínco en el campo. El día anterior algunos de estos bandidos habían llegado a Cártama en pleno día y descendieron a la posada (albergue) en donde estábamos, sin que nadie del pueblo osara o quisiera detenerlos. Comoquiera que le testimoniara al posadero mi sorpresa, Prolongo (Pablo Prolongo, nacido en Málaga en 1806, farmacéutico de esta ciudad donde murió en 1880) me hizo callar cogiéndome del codo y diciéndome por lo bajo, que tras la respetuosa figura, este viejo pescador había sido en tiempos ladrón y pasaba por ser aun confidente de estos señores. No alargamos mucho nuestra estancia en este lugar y continuamos el camino ojo avizor, no sin alguna aprensión, pero sea porque los naranjos tuvieran otras ocupaciones, o porque nuestra captura les pareciera muy poco importante, nosotros no los vimos y llegamos sanos y salvos a Málaga. Algunos días después se batió muy de cerca un país que está muy poblado para que las bandas armadas pudieran mantenerse largo tiempo, ellos traspasarían las montañas y, como es siempre la costumbre de los bandidos españoles, tomaron un color político yendo a reunirse con las partidas carlistas que recorrían la Mancha. (E. Boissier).
En la parte inferior de la región, como en Granada y Ronda, el termómetro desciende casi todos los inviernos durante algunos días hasta 3 o 4 grados bajo cero, y en la primera de estas ciudades que, algo menos elevada, está situada en un altiplano más extendido, separado del mar por Sierra Nevada, y en consecuencia más frío, la nieve se mantiene en la tierra a veces cinco o seis días. En el límite superior de la región, como en San Gerónimo en el valle de Monachil, y en Trevélez en las Alpujarras, la nieve perdura al menos cuatro meses, de Diciembre a Abril. (A. Barbey).
Así estos autores forestales (Ceballos y Bolaños) evalúan la extensión del pinsapar de (Sierra) Bermeja solamente en 50 ha. (mexclado con el pino piñonero). La propiedad es de los municipios de Casares, Genalguacil, y Estepona. Gracias a su aislamiento y principalmente a la falta de accesos sobre todo alrededor de su base, esta población ha escapado hasta el presente de toda explotación intensiva, pudiendo decirse lo mismo de cualquier manejo aparente. A una quincena de kilómetros más al Norte se extiende Sierra de las Nieves que constituye el más importante macizo de pinsapos, ya que cubre una extensión de 550 ha., siendo dependiente del municipio de Ronda. Más al Este -en un radio de 5-8 km.- algunos pinsapos, extraordinariamente divididos y aclarados, pertenecen a las localidades vecinas de Yunquera y de Tolox (se trata de Sierras denominadas de Tolox del Alcor y de Yunquera). Estos bosques cubren accidentados y rocosos terrenos y tienen una extensión estimada aproximadamente en 400 ha. Por último, un tercer poblamiento cubre una superficie de alrededor de 200 ha. en la vertiente N.O. de la Sierra del Pinar a una veintena de kilómetros, en línea recta, al Oeste de Ronda. A parte de esto, se observa en esta última región algunas pequeñas manchas, sea de pies aislados o de grupos vegetando con dificultad. También, a lo largo del sendero que, desde Grazalema, conduce al pueblo de Benamahoma, en la vertiente Sur de la Sierra del Pinar, al pie de la cima de esta cadena de montañas rocosas, algunos pinsapos enclenques crecen hacia el sur. Por contra, es curioso constatar cómo, sin excepción, los pinsapares andaluces están todos orientados al N.O., beneficiándose así de las precipitaciones higrométricas que, llegando del Océano y de Portugal, se descargan sobre las vertientes occidentales de estas Sierras. Totalizando todas las superficies cubiertas más o menos densamente por pinsapos, se puede evaluar muy aproximadamente la extensión total de los pinsapos andaluces en 1200 ha. Sin embargo no hay que olvidar lo excesivamente aclarados que están estos abetales; es por lo demás, lo que nuestras ilustraciones ponen en evidencia. (A. Barbey).
Según se recoge en la Gran Enciclopedia de Andalucía (1979, tº 2, p. 517, voz "Pinsapar" en "Bosques andaluces" en 1858 había 24.000 árboles contados y pasó a menos de la mitad en 1914...". En 1990 la estimación de la Agencia del Medio Ambiente, de la Junta de Andalucía, de la superficie ocupada por los pinsapares en la región, era de 3605 has. En la actualidad (1996) se estima que esta cifra puede estar próxima a las 4000 has., cantidad que aparece recogida en la introducción de la monografía sobre "Gestión y conservación de los pinsapares andaluces, Monografías Forestales Andaluzas, 1, 1994. (Nota de Fernando Díaz del Olmo traductor de la edición andaluza de 1996). El terreno del Cortijo de la Nava de San Luis está formado por calizas dolomíticas. Un poco más al nordeste, el macizo de Tolox, está caracterizado por gneises y micasquistos. (Ceballos y Bolaños, "El pinsapo y el abeto de Marruecos". Servicio forestal de investigaciones y experiencias. -La Moncloa. Madrid, 1928). Pero hay también otra particularidad (además del viento, que no de la nieve que cae en poca cantidad para eso) determinante de la alteración inevitable y rápida del follaje de los pinsapos: es la ramificación, que bien podemos decir automática de su copa, tan pronto como ellas alcanzan una determinada dimensión. Es innegable, y nosotros lo hemos constatado frecuentemente en los individuos cultivados en Europa Central (sobre todo Francia y Suiza), que el pinsapo andaluz ve ramificar su fuste al llegar a la cincuentena o sesentena de años. A veces la deformación puede producirse aun más tarde. Un número restringido de pinsapos cultivados en situación aislada ha escapado sin embargo a esta alteración que parece extraña a cualquier influencia exterior y constituye un carácter propio de la especie, todavía inexplicado. Veremos más adelante, cuando hablemos de insectos devastadores del pinsapo, en qué medida la oruga del pirálido - hasta el momento desconocida - la cual hemos descubierto en los pinsapares, contribuye, desde la primera edad de la infortunada conífera, a dificultar el desarrollo normal de su flecha y ramas. Una característica biológica del pinsapo que le diferencia aun de su congénere de Europa central, es su aparato radicular. En efecto, este último no es pivotante más que raramente en su estación natural; al contrario, él extiende superficialmente las raíces maestras para alcanzar las anfructuosidades de la roca y desarrollar allí las ramificaciones de sus raíces. Gracias a esta base muy desarrollada, los abetos de las poblaciones de la zona superior pueden instalarse en pendientes muy pronunciadas, logrando mantenerse en un substrato de rocas áridas y resistir la prueba de los huracanes. (A. Barbey).
¿Cuál era el estado de los bosques en estos parajes, hace cuatro o cinco siglos?, ¿cuál la extensión de los pinsapares en los contrafuertes de Sierra de las Nieves? Desgraciadamente no existen pruebas para precisar la evolución de la conífera en el pasado. Sin embargo, se está inclinado a admitir que estos bosques cubrían una superficie más extensa que en la actualidad. A comienzos del último siglo, la madera del pinsapo se ha utilizado también, para la construcción de las primeras plazas de toros, levantadas en España para las corridas, así se hizo en Ronda. De otra parte, consultando el mapa de la región de las Nieves, se constata que el sendero que viene del S.O. y atraviesa la Serranía de Ronda hasta alcanzar la población del Burgo al N.E., lleva el nombre de "Camino de los Carboneros", pasando por lo demás al lado de la granja conocida bajo la denominación de "Cortijo de los Carboneros" (alquería de los carboneros) situada al pie mismo de los pinsapos del macizo. Estos nombres locales constituyen una prueba irrefutable de la explotación de estas maderas, en tiempos pasados, y de su transformación en combustible. Puede admitirse -falten o no documentos en los archivos- que la actividad de los carboneros se ejerció sobre todo en la base del pinsapar, allí donde la accesibilidad del bosque, en razón de su pendiente menos acentuada, les permitiera llevar a cabo la desforestación en condiciones relativamente fáciles. En este sitio es una de las causas esenciales del retroceso del abetal de Ronda. La plántula del abeto protegida durante su primer desarrollo, por las remas y el fondo espinoso de especies auxiliares (como Crataegus monogyna, Ulex boeticus Boiss. y Lavandula lanata Boiss.) logra a veces, salir adelante y hacer crecer una flecha susceptible de escapar a los dientes del ganado. (A. Barbey).
Si las cabras domesticadas son muy abundantes en esta región y ejercen un daño forestal espantoso, el turista deplora, por contra, el no encontrar con frecuencia en los parajes desérticos de estas áridas montañas, la Capra pyrenaica var. hispanica C., que no obstante habita allí en rebaños; es la cabra montesa de la península ibérica. Aquí, por lo demás, estos rumiantes salvajes están en vías de regresión al ritmo del perfeccionamiento de las armas de fuego. (A. Barbey).
Nuestro guía -el guarda forestal del pinsapar de Ronda- nos había advertido que más arriba del abetal, en una vasta y escotada cubeta, de aspecto desolado, penetraríamos en un robledal puro, de carácter particular, que un silvicultor de Europa central no puede previamente imaginarse. Ninguna descripción puede reemplazar a nuestras fotografías inéditas que representan las facies de una población forestal, única en su género, el Quercus alpestris Boiss...sería una sub-variedad de la vaar. faginea Lam. del Quercus lusitanica Lam. las hojas de este árbol son tan diferentes, según la época cuando se recoja, que no tuve idea de que las muestras de flores recolectadas cerca de Igualeja, pudieran pertenecer a la misma especie que las en fruto de Sierra de la Nieve. Las había identificado como Q. oegilopifolia, pero más tarde pude describir mi Q. alpestris en sus diversos estados de desarrollo. La única especie que se le puede comparar es el Q. lusitanica , y estoy dispuesto a creer que es muy distinta. (A. Barbey y E. Boissier).
Sin embargo, alrededor de este aclarado robledal, se observan aquí y allá cubetas de, como media, una decena de metros de longitud; son los "neveros", pozos de nieve en los que los indígenas acumulaban la nieve pisoteándola, al final del invierno, para recuperarla después en el verano y transportarla sobre las espaldas de los hombres o a lomos de mulas, por senderos espantosos, con destino a Estepona, Marbella y Ronda. Esta nieve, reducida a nieve compacta, era muy importante, o mejor podemos decir casi indispensable para los ciudadanos del litoral mediterráneo. Les permitía obtener la refrigeración de las bebidas durante el periodo estival tórrido en una región ampliamente soleada. Debemos reconocer, no obstante, que los "neveros" en la actualidad (1930-1931) no son más que un recuerdo, de hecho el hielo artificial se manufactura un poco en todos los sitios, incluso en los trópicos. Además, la administración forestal constata, hace ya muchos años, que los "glaciares" que practicaban esta recolecta de carácter un poco especial, se mostraban tanto o más nocivos para con el bosque que los rebaños de cabras y ovejas. En efecto, llegados a los altos altiplanos donde se construyen las chozas, se alumbran con fuegos que frecuentemente provocan la destrucción de viejos pinsapos y destruyen el débil brote anual. De lejos estos árboles (los robles) aparecen como si periódicamente se desmocharan y talaran, habiendo logrado desarrollarse por encima de un seto o de un revuelto de malezas en el borde de un campo de llanura. Pero un examen minucioso de los pobres follajes que tienen estos robles, después de tres o cuatro siglos de ser batidos por los huracanes y estar fatigados por el peso de la nieve; sus copas desmochadas se deforman automáticamente bajo el influjo de ambos elementos. La apariencia rechoncha general del árbol y su deformación son la consecuencia de la lucha que debe superar para vegetar en estos inhóspitos parajes. (A. Barbey).
En el bosque de la Nava de San Luis ante la población todavía relativamente joven, el silvicultor nota, no sin estupefacción, la alta proporción de troncos que emergen del suelo, con aproximadamente 1 m. de altura. Son vestigios de antiguas explotaciones -que además, se reconocerán en una de nuestras ilustraciones- que prueban la desidia de los explotadores de estas maderas que, por no agacharse, han olvidado recuperar, por medio de un aserrado a ras de suelo, precisamente la mejor parte del fuste, o sea, la que alcanza a soldarse con la raíz.
El principio del cerramiento del monte es desconocido en España. En efecto, parece algo tan extraño en los agricultores andaluces, como en los pastores corsos, ya que la "isla de la belleza" no es más que un vasto parque de ovejas donde, ¿es el litoral su único límite natural? (A. Barbey).